miércoles, 25 de abril de 2012
Houdini
I feel like a good book
long forgotten in a bag
I feel like a fire extinguisher
ready to explode
I sometimes feel like a big lion
so powerful, but sitting down
waiting for something interesting to happen
Then, I feel like burning.
And my dispersion divides my brain
Into millions of little pieces.
When words flood my thoughts
I can only walk in the mud
by focusing
Focusing in my ability.
sábado, 21 de abril de 2012
Paracaídas
Era muy tarde.
Estaba muy obscuro y hacía mucho frío la noche en la que me dejó. La noche en la que supe que nada volvería a ser igual. Para colmo, era como si las nubes supieran que estaba pasando y unos segundos después de la primera lágrima, cayó la primera gota.
Ni me importa. De todas maneras, ese tipo es sólo músculos y es un gran tonto. Regresará llorando. Bueno, ya no.
Meses antes de todo eso, mi padre murió. Era en señor con increíble carisma y sentido del humor y en sus tiempos había sido un gran hombre, fuerte e inteligente. Ahora, la edad había reducido su grandeza y apenas se notaba entre las arrugas y los dolores de espalda a aquel hombre que había sido mi padre.
Murió arrollado por un camión. El camionero apenas y pisó la cárcel. Realmente no me importa, ese hombre tiene una familia y mi padre estaba ya muy triste.
Desde entonces, mi madre hace manualidades y adopta gatos. Llena los hoyos de sus problemas con té caro y pelo de gato. Su sonrisa cuando me ve llegar es invaluable. A veces me abraza muy fuerte. No sé que haría sin mi.
Mi hermano es un hombre exitoso y hace bien prácticamente todo lo que se propone. Incluso hace las cosas bien sin querer. No me necesita, ni me quiere. Igual y es la revancha de ser un pésimo hermano mayor.
Desde la muerte de mi padre estuve interesado por los deportes extremos. Recuerdo que llevé la carta que leí en el funeral de mi padre en un folder de la escuela de paracaidismo. Mi tía Roberta me dijo que era un informal.
Tiene razón.
Cuando mi novia me dejó, en el obscuro callejón pensé que ese era el momento indicado para iniciar con mis clases de paracaidismo fuera del país. Esa noche llegué a mi departamento con el traje mojado y la corbata sucia.
Y con un anillo de compromiso en el bolsillo, que nunca mostré.
Me quité la ropa mojada y dormí en el piso. Lloré mucho.
Por la mañana hice mi maleta, tomé todo el dinero que había ahorrado y salí a la carretera. Pensé en despedirme de mi madre y de contarle sobre mi viaje, pero preferí no preocuparla.
En el aeropuerto no esperé mucho y recuerdo que volví a llorar. El vuelo fue largo y pedí varias copas de vino.
Cuando por fin aterrizamos estaba muy emocionado y trataba de olvidarme de todo lo sucedido.
Tomé un taxi hacia el hotel que la escuela de paracaidismo había recomendado.
Le conté mi historia a Hanz, el taxista. Dijo que todo era una lástima y que las cosas iban a mejorar pronto para mi. Creo que ese taxista quería ser psicólogo o vidente.
El hotel tenía un gran letrero que decía: "Bienvenidos, paracaidistas"
Me sentí realmente bienvenido.
La comida en el hotel era buena y el ambiente en las mesas durante las comidas, también.
Había de todo, paracaidistas expertos, intermedios y gente como yo, que no sabía ni que hacía.
Durante la primer cena, conocí a una chica. Klaudia. Parecía ser la única persona en todo el hotel que se interesaba en mi y en quién era.
Pasaron varias semanas de entrenamiento en tierra y en el aire.
Aprendí todo, hasta las supersticiones. Durante esas semanas Klaudia y yo nos hicimos buenos amigos. Mejores amigos.
Hoy fue la clausura. El gran evento. El día para el que todos estuvimos trabajando.
Hoy por la mañana me dejaron doblar mi propio paracaídas. Vi que tenía una llamada perdida de mi madre, pero decidí llamarle cuando todo esto hubiera terminado.
Tomamos una comida muy ligera y estuvimos platicando y tratando de relajarnos antes del ultimo lanzamiento. En la comida, Klaudia tomó mi mano.
El pequeño avión despego y los 24 paracaidistas estábamos listos y emocionados de hacer esto.
Por alguna razón, tenía mucho miedo. Más miedo que la primera vez. Aún tengo.
Las compuertas se abrieron y el aire entró e inundó el avión. Los lentes me apretaban, estaba intentado ajustarlos cuando recibí un beso inesperado. Klaudia sonrió y se tiró.
Le di un apretón de manos a un amigo mientras el se tiraba también.
Era el último. De verdad no quería hacer esto. Le hice señales al piloto de que cerrara las compuertas. Me sentí un tonto. Esta era la última vez, no podía despreciarla.
Corrí y me tiré sin pensarlo mientras las compuertas se cerraban.
La adrenalina en la caída libre es inigualable. Después de los primeros segundos de gritos de emoción, mi boca se secó por completo. Este último lanzamiento estaba diseñado para ser justo durante el atardecer.
Debajo de mi, los paracaídas se iban abriendo y se veían como pequeñas bolitas flotantes.
Me di cuenta de que era el momento de sonreír y de disfrutar el momento.
El atardecer era sublime, casi perfecto.
El primero de los paracaídas ya había llegado al mar. Según mis cálculos, era buen momento para abrir el mío. Lo intenté, pero no abría.
Respiré lo más profundo que la caída libre me permitía e intenté calmarme.
Intenté con el paracaídas de emergencia y tampoco respondió. Comencé a jalarlo frenéticamente. Me deshice los dedos contra el cordón, pero nada.
Pensé en mi madre y en lo estúpido que fui al no llamarla. Pensé en los programas de televisión donde dicen que a cierta altura, caer en agua es equivalente a caer en cemento. Mi cuerpo se haría puré.
Intenté de nuevo con ambos paracaídas, pero nada funcionó. Ahora que lo recuerdo, los pude haber doblado mejor.
Es probable que mi madre tarde meses en enterarse de esto. Es probable que a mi hermano no le importe y que la noticia alegre a mi ex-novia. Es probable que mi madre se muera cuando sepa de esto y que Klaudia tire un par de lágrimas cuando vea mi cuerpo desintegrarse contra el agua.
Ahora nada importaba, porque el maldito paracaídas no abría.
Me di cuenta de que estaba llorando y de que estaba humedeciendo los lentes.
Gracioso, llegué aquí llorando y me iré llorando.
Voltee a ver al sol. Le sonreí mientras lo acompañaba en su trayectoria hacia la noche.
Me quedé callado escuchando el silbido del viento.
Estaba muy obscuro y hacía mucho frío la noche en la que me dejó. La noche en la que supe que nada volvería a ser igual. Para colmo, era como si las nubes supieran que estaba pasando y unos segundos después de la primera lágrima, cayó la primera gota.
Ni me importa. De todas maneras, ese tipo es sólo músculos y es un gran tonto. Regresará llorando. Bueno, ya no.
Meses antes de todo eso, mi padre murió. Era en señor con increíble carisma y sentido del humor y en sus tiempos había sido un gran hombre, fuerte e inteligente. Ahora, la edad había reducido su grandeza y apenas se notaba entre las arrugas y los dolores de espalda a aquel hombre que había sido mi padre.
Murió arrollado por un camión. El camionero apenas y pisó la cárcel. Realmente no me importa, ese hombre tiene una familia y mi padre estaba ya muy triste.
Desde entonces, mi madre hace manualidades y adopta gatos. Llena los hoyos de sus problemas con té caro y pelo de gato. Su sonrisa cuando me ve llegar es invaluable. A veces me abraza muy fuerte. No sé que haría sin mi.
Mi hermano es un hombre exitoso y hace bien prácticamente todo lo que se propone. Incluso hace las cosas bien sin querer. No me necesita, ni me quiere. Igual y es la revancha de ser un pésimo hermano mayor.
Desde la muerte de mi padre estuve interesado por los deportes extremos. Recuerdo que llevé la carta que leí en el funeral de mi padre en un folder de la escuela de paracaidismo. Mi tía Roberta me dijo que era un informal.
Tiene razón.
Cuando mi novia me dejó, en el obscuro callejón pensé que ese era el momento indicado para iniciar con mis clases de paracaidismo fuera del país. Esa noche llegué a mi departamento con el traje mojado y la corbata sucia.
Y con un anillo de compromiso en el bolsillo, que nunca mostré.
Me quité la ropa mojada y dormí en el piso. Lloré mucho.
Por la mañana hice mi maleta, tomé todo el dinero que había ahorrado y salí a la carretera. Pensé en despedirme de mi madre y de contarle sobre mi viaje, pero preferí no preocuparla.
En el aeropuerto no esperé mucho y recuerdo que volví a llorar. El vuelo fue largo y pedí varias copas de vino.
Cuando por fin aterrizamos estaba muy emocionado y trataba de olvidarme de todo lo sucedido.
Tomé un taxi hacia el hotel que la escuela de paracaidismo había recomendado.
Le conté mi historia a Hanz, el taxista. Dijo que todo era una lástima y que las cosas iban a mejorar pronto para mi. Creo que ese taxista quería ser psicólogo o vidente.
El hotel tenía un gran letrero que decía: "Bienvenidos, paracaidistas"
Me sentí realmente bienvenido.
La comida en el hotel era buena y el ambiente en las mesas durante las comidas, también.
Había de todo, paracaidistas expertos, intermedios y gente como yo, que no sabía ni que hacía.
Durante la primer cena, conocí a una chica. Klaudia. Parecía ser la única persona en todo el hotel que se interesaba en mi y en quién era.
Pasaron varias semanas de entrenamiento en tierra y en el aire.
Aprendí todo, hasta las supersticiones. Durante esas semanas Klaudia y yo nos hicimos buenos amigos. Mejores amigos.
Hoy fue la clausura. El gran evento. El día para el que todos estuvimos trabajando.
Hoy por la mañana me dejaron doblar mi propio paracaídas. Vi que tenía una llamada perdida de mi madre, pero decidí llamarle cuando todo esto hubiera terminado.
Tomamos una comida muy ligera y estuvimos platicando y tratando de relajarnos antes del ultimo lanzamiento. En la comida, Klaudia tomó mi mano.
El pequeño avión despego y los 24 paracaidistas estábamos listos y emocionados de hacer esto.
Por alguna razón, tenía mucho miedo. Más miedo que la primera vez. Aún tengo.
Las compuertas se abrieron y el aire entró e inundó el avión. Los lentes me apretaban, estaba intentado ajustarlos cuando recibí un beso inesperado. Klaudia sonrió y se tiró.
Le di un apretón de manos a un amigo mientras el se tiraba también.
Era el último. De verdad no quería hacer esto. Le hice señales al piloto de que cerrara las compuertas. Me sentí un tonto. Esta era la última vez, no podía despreciarla.
Corrí y me tiré sin pensarlo mientras las compuertas se cerraban.
La adrenalina en la caída libre es inigualable. Después de los primeros segundos de gritos de emoción, mi boca se secó por completo. Este último lanzamiento estaba diseñado para ser justo durante el atardecer.
Debajo de mi, los paracaídas se iban abriendo y se veían como pequeñas bolitas flotantes.
Me di cuenta de que era el momento de sonreír y de disfrutar el momento.
El atardecer era sublime, casi perfecto.
El primero de los paracaídas ya había llegado al mar. Según mis cálculos, era buen momento para abrir el mío. Lo intenté, pero no abría.
Respiré lo más profundo que la caída libre me permitía e intenté calmarme.
Intenté con el paracaídas de emergencia y tampoco respondió. Comencé a jalarlo frenéticamente. Me deshice los dedos contra el cordón, pero nada.
Pensé en mi madre y en lo estúpido que fui al no llamarla. Pensé en los programas de televisión donde dicen que a cierta altura, caer en agua es equivalente a caer en cemento. Mi cuerpo se haría puré.
Intenté de nuevo con ambos paracaídas, pero nada funcionó. Ahora que lo recuerdo, los pude haber doblado mejor.
Es probable que mi madre tarde meses en enterarse de esto. Es probable que a mi hermano no le importe y que la noticia alegre a mi ex-novia. Es probable que mi madre se muera cuando sepa de esto y que Klaudia tire un par de lágrimas cuando vea mi cuerpo desintegrarse contra el agua.
Ahora nada importaba, porque el maldito paracaídas no abría.
Me di cuenta de que estaba llorando y de que estaba humedeciendo los lentes.
Gracioso, llegué aquí llorando y me iré llorando.
Voltee a ver al sol. Le sonreí mientras lo acompañaba en su trayectoria hacia la noche.
Me quedé callado escuchando el silbido del viento.
Apuntes del 21/04
Mis papás están separados o algo por el estilo ( aún no entiendo muy bien que está pasando).
Trato de que no me afecte, pero es inevitable.
Los últimos días han sido bastante malos y hoy es un ejemplo perfecto.
Estoy comiendo bolitas de tamarindo y escuchando música mientras bajo eBooks que no necesito y que mucho menos voy a leer.
Quiero irme por un tiempo. De todos, de mi familia ( o lo que queda de ella por lo menos) y descansar.
De la escuela también y de todas las cosas que ocupan un lugar en mi cerebro pero que realmente no me importan.
Después del verano ( y por más cool que vaya a ser el verano) no tengo motivación. Sólo voy a cambiar de prisión. La verdad es que no estaría satisfecho con nada. Sus escuelas y sus formalidades me dan asco y flojera. Quiero llamarle a mi abuela y tomar su cabaña en Valle de Bravo por unas semanas. Yo sólo.
Quiero cargar mi Kindle, llevar la ropa necesaria y un poco de dinero e irme de aquí. Descansar de todas las cosas que no necesito y de sus campañas presidenciales y de sus separaciones y de sus estúpidas fotos de Facebook.
Tal vez esto no sirva de nada y sólo me convierta en un anciano ermitaño y odioso en el cuerpo de un adolescente.
Tal vez aprenda a valorar a la gente y a las cosas que hacen cuando están todos juntos.
No sé que va a pasar y tampoco quiero preocupar a mi mamá y poner las cosas peor de lo que están.
No sé que voy a hacer aún, pero les avisaré si me voy.
Los quiere,
Willy
Trato de que no me afecte, pero es inevitable.
Los últimos días han sido bastante malos y hoy es un ejemplo perfecto.
Estoy comiendo bolitas de tamarindo y escuchando música mientras bajo eBooks que no necesito y que mucho menos voy a leer.
Quiero irme por un tiempo. De todos, de mi familia ( o lo que queda de ella por lo menos) y descansar.
De la escuela también y de todas las cosas que ocupan un lugar en mi cerebro pero que realmente no me importan.
Después del verano ( y por más cool que vaya a ser el verano) no tengo motivación. Sólo voy a cambiar de prisión. La verdad es que no estaría satisfecho con nada. Sus escuelas y sus formalidades me dan asco y flojera. Quiero llamarle a mi abuela y tomar su cabaña en Valle de Bravo por unas semanas. Yo sólo.
Quiero cargar mi Kindle, llevar la ropa necesaria y un poco de dinero e irme de aquí. Descansar de todas las cosas que no necesito y de sus campañas presidenciales y de sus separaciones y de sus estúpidas fotos de Facebook.
Tal vez esto no sirva de nada y sólo me convierta en un anciano ermitaño y odioso en el cuerpo de un adolescente.
Tal vez aprenda a valorar a la gente y a las cosas que hacen cuando están todos juntos.
No sé que va a pasar y tampoco quiero preocupar a mi mamá y poner las cosas peor de lo que están.
No sé que voy a hacer aún, pero les avisaré si me voy.
Los quiere,
Willy
domingo, 15 de abril de 2012
Semana Santa
Creo que madurar no es comportarte como un adulto y fingir cara de sabiduría cuando pruebas un vino.
Tampoco es tomarte un expreso y fingir que no está extremadamente cargado.
La primer semana vinieron mis primos, que aunque son bastante annoying, son muy nobles y los quiero mucho. La segunda semana fui con Edgar e hicimos un par de cosas memorables ( como aventarle una botella a una serpiente y casi comenzar un incendio forestal. Memorables malas. No memorables buenas.)
Pero puedo comprarme una espada de Star Wars y jugar LEGO y hablar de superhérores con mis primos chiquitos y luego sentarme con los adultos a criticar políticos y sus spots o prender el asador.
Al final del día, estoy satisfecho y considero igual de valioso jugar luchas con mi primito que salirme a platicar a la terraza con Edgar.
Disfruté bastante estas dos semanas y hice prácticamente lo que quise, se extrañan mucho alguns cosas( como a mi novia y dormir en mi propia cama) pero se aprecian otras.
La primer semana fuimos a un rancho en Jilotepec y grabamos unos videos "de miedo". Igual y luego se los muestro.
El resto del tiempo estuve cuidando a mis primos y disfrutando a todos. El domingo, Edgar y yo nos fuimos en camión a su casa.
Platicamos sobre extraterrestres, el concepto de eternidad, la muerte y cosas de las que n puedes paltidcar con tu primo de 4 años.
Pero como decía, considero la convivencia con todos de igual valor.
El resto de la semana estuve en casa de Edgar y entrábamos a Omegle todas las noches, cenábamos Maruchan, dormíamos a las cuatro de la mañana y al despertar jugábamos PS3.
Cabe señalar que todos fueron muy corteses conmigo y qye Alin aunque nos dice maricas, donó un par de Maruchan a la causa y me dejó pasar un nivel el Racoon City. Su novio, César sabe sobre videojuegos y películas y me hubiera gustado nacer en su época. Mi tía Sandra cocina bien rico.
Después, mi mamá y mis primiros pasaron por mi y fuimos a patinar en hielo ( Que macho eres, Willy) y ahora estamos en casa de Ale, la amiga de mi mamá cuya hija tiene leucemia y es bien linda y todo. Escribo esta entrada desde acá, en un sillón en la sala mientras vemos "El camino hacia El Dorado".
Que por cierto es una de mis películas favoritas.
Dormiremos una noche más aquí, hace frío... Pero podré con eso.
Aunque todos tienen sus detalles... quiero mucho a esta gente y realmente aprecio lo corteses qe son conmigo. Creo que estoy comenzando a encontrar el lado bueno de esta gente y sus cualidades individuales.
Voy a extrañarlos mucho.
A todos.
Tampoco es tomarte un expreso y fingir que no está extremadamente cargado.
La primer semana vinieron mis primos, que aunque son bastante annoying, son muy nobles y los quiero mucho. La segunda semana fui con Edgar e hicimos un par de cosas memorables ( como aventarle una botella a una serpiente y casi comenzar un incendio forestal. Memorables malas. No memorables buenas.)
Pero puedo comprarme una espada de Star Wars y jugar LEGO y hablar de superhérores con mis primos chiquitos y luego sentarme con los adultos a criticar políticos y sus spots o prender el asador.
Al final del día, estoy satisfecho y considero igual de valioso jugar luchas con mi primito que salirme a platicar a la terraza con Edgar.
Disfruté bastante estas dos semanas y hice prácticamente lo que quise, se extrañan mucho alguns cosas( como a mi novia y dormir en mi propia cama) pero se aprecian otras.
La primer semana fuimos a un rancho en Jilotepec y grabamos unos videos "de miedo". Igual y luego se los muestro.
El resto del tiempo estuve cuidando a mis primos y disfrutando a todos. El domingo, Edgar y yo nos fuimos en camión a su casa.
Platicamos sobre extraterrestres, el concepto de eternidad, la muerte y cosas de las que n puedes paltidcar con tu primo de 4 años.
Pero como decía, considero la convivencia con todos de igual valor.
El resto de la semana estuve en casa de Edgar y entrábamos a Omegle todas las noches, cenábamos Maruchan, dormíamos a las cuatro de la mañana y al despertar jugábamos PS3.
Cabe señalar que todos fueron muy corteses conmigo y qye Alin aunque nos dice maricas, donó un par de Maruchan a la causa y me dejó pasar un nivel el Racoon City. Su novio, César sabe sobre videojuegos y películas y me hubiera gustado nacer en su época. Mi tía Sandra cocina bien rico.
Después, mi mamá y mis primiros pasaron por mi y fuimos a patinar en hielo ( Que macho eres, Willy) y ahora estamos en casa de Ale, la amiga de mi mamá cuya hija tiene leucemia y es bien linda y todo. Escribo esta entrada desde acá, en un sillón en la sala mientras vemos "El camino hacia El Dorado".
Que por cierto es una de mis películas favoritas.
Dormiremos una noche más aquí, hace frío... Pero podré con eso.
Aunque todos tienen sus detalles... quiero mucho a esta gente y realmente aprecio lo corteses qe son conmigo. Creo que estoy comenzando a encontrar el lado bueno de esta gente y sus cualidades individuales.
Voy a extrañarlos mucho.
A todos.
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