El viernes pasado me desperté a las 5:30 am y partí en coche con mi familia al Distrito Federal. La hija de unos amigos de la familia tiene leucemia y mis padres fueron a donar sangre. Primero no nos dejaron entrar, después mi mamá casi rompe todo y ya nos dieron permiso. Mi hermano y yo no podíamos pasar a hematología, así que nos quedamos en una banca dentro del hospital , pero al aire libre.
Eran ya como las 8 am pero el frío seguía siendo mi mayor problema. De pronto, una familia camina junto con su pequeño hijo, el niño porta un gorro. Todos de la mano suben hacia la pequeña capillita que hay en el hospital infantil de México Federico Gómez.
Unos minutos más tarde, una mamá con ligera obesidad pasa frente a nosotros, cargando a su bebé que tiene un enorme catéter en la mano. El tubo de plástico conectado a su muñeca baja por un poco más de un metro. La mamá y su hija siguen el letrero de urgencias/quimioterapia. Después, una madre entra por la puerta principal y carga a su hija que mide masomenos lo mismo que ella y que se ve, pesa mucho desde la entrada hasta la sala de quimioterapia. A lo lejos, cerca de otra banca, una doctora llora desesperadamente en el hombro de otra.
Más tarde, por el frío , nos colamos en la cafetería. Ahí comimos una torta con pésimo sabor, dulces y refrescos. En la sala de hematología ( a unos 30 metros de nosotros) habían poco más de 60 personas esperando los resultados de sus pruebas de sangre para ver si eran donantes aptos. De vez en cuando entraba un doctor y saludaba a alguno de sus pacientes que había bajado a desayunar.
La niña que esperábamos y su familia llegaron, ella venía en una carriola, pues estaba muy débil. Ella solía tener un hermoso cabello rubio, ahora no tiene uno solo. En su cuello dos tubos, sus manos y muñecas estaban moradas por la frecuencia con la que era inyectada. Sin embargo, ella sonríe, sus papás también. Ellos disfrutan de nuestra presencia como nosotros de la suya. Aunque ya no se encuentra internada en el hospital, tiene que ir varias veces a la semana para recibir su tratamiento de quimioterapia y para que los doctores la vean. Ella sabe que es lo que tiene y lo entiende casi mejor que yo. Ella acepta su enfermedad y lucha contra ella como nada que yo haya visto.
¿Saben? Estos son los verdaderos héroes de México y del mundo.
Levantarse prácticamente todos los días para recibir un tratamiento tan fuerte, perder tu cabello, ver a todos llorar por ti siempre, saber que quizás no lo logres. Eso, eso es algo que yo no creo que soportaría.
Todas estas madres que llevan a sus hij@s al hospital todos los días y que viajan en el metro o caminando, o en una Porsche Cayenne. Esas madres que cargan a sus hij@s todo el trayecto, o que tienen una muchacha que las ayuda cargando y arrastrando la carriola. Esas madres se desvelan y sufren todo el tiempo.
Si su Dios existe, ese Dios en el que ustedes creen y tanto caso les hace en sus oraciones... Díganle que sea justo con lo que hace. Díganle que vea el daño que causa. Díganle que l@s cure... tod@s.
Pero su Dios no existe, siento escribirlo. No los voy a persuadir de dejar de creer ni nada, pero refleccionen si eren esa gente que opina "No se mueve una mosca sin que sea la voluntad de Dios", porque si es así, y su Dios ordena enfermedades y falta de comida a la gente, entonces, es un cabrón.
Una vez más: No los estoy persuadiendo de darse cuenta de que su Dios no existe. De hecho creo que la religión es una fuente de esperanza y un apoyo para la gente que lo único que le queda es la fe. Pero por favor piensen.
La gente con cáncer, mis queridos lectores, no están sólos, también hay SIDA y miles de enfermedades igual de mortales. También hay hambre, también hay guerra, también hay violencia.
No podemos dejar a estos héroes sólos, ayuda. Ayuda metiendo el cambio de tu Boba & Junk o de tu boleto de cine para una película de la saga de Crepúsculo y mete esas monedas en el bote de donaciones para la organización en la que más confíes. O sal, ensúciate las manos y ve la situación con tus propios ojos, usa tu propio cuerpo para ayudar. O usa tus influencias, esas que usas cuando le llamas a tu amigo el policía federal para que no te multen, esas influencias úsalas para ayudar a esta gente.
No ayudes porque: " pobrecitos", es más, ni siquiera ayudes por ese sentimiento cálido que se siente cuando ayudas a alguien. Ayuda porque somos humanos, y no se si tu Dios dice que todos somos hermanos, no se si tu lo sientas. Pero lo somos y si no nos ayudamos entre nosotros, nadie lo hará.
Llévate esta entrada no como un regaño, como una invitación.
Dona sangre, dona plaquetas , dona dinero, dona tu sudor y tu esfuerzo, dona una sonrisa.
Yo tuve que ver gente luchar contra el cáncer para darme cuenta de todo esto, espero que a ti te baste con esta entrada.
Ayuda a quien lo necesite, ayuda sólo porque son humanos, no para ganarte puntos con el padre de la parroquia. Ayuda porque eso somos, porque eso nos hace fuertes.
Ayuda a esos héroes que dan todo de sí mismos todos los días. Da todo de ti también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario